Arcano XV: el Diablo

Arcano XV: el Diablo

En el tarot Marsella-Camoin, el Diablo pertenece al Arcano de la Contrainspiración y la Persuasión. La posición en la que se encuentra es la número 15 y demuestra en la simbología lo diabólico e indeseable. La finalidad del Diablo es crear brechas en la luz y la oscuridad donde gane la sombra a través de la mentira, la desconfianza y la maldad.

En la carta del Arcano XV se refleja un pedestal rojizo con forma de copa y un sujeto hermafrodita que tiene alas y una gorra amarilla de la que sobresalen dos cuernos. Hay tres personajes en total. Debajo del aparente hermafrodita están ubicadas dos figuras de diferente sexo, un hombre y una mujer con características animales. Están desnudos y unidos por una cuerda.

La representación de este Arcano proviene de la oscuridad, la ignorancia y las dudas sobre el futuro. La carta refleja aspectos negativos como codicia, envidia, terquedad, perversidad, vicios, entre otros que atraen el mal uso del poder y la manipulación.

Significados Simbólicos del Diablo

En general, la simbología del Diablo recurre a las tentaciones y seducciones de todo aquel que pueda corromper. Los pecados de lujuria, dependencia, influencias sexuales y avaricia constituyen la interpretación principal del Arcano XV.

Desde la perspectiva mental, la carta da alusión a la injusticia y el egoísmo sin preocupaciones lo que arremete contra las fuerzas milagrosas y el poder de las deidades superiores. Emocionalmente, causa un efecto plural en la liberación de la ambición y la usura para dominar lo material por encima de los demás.

El Diablo ejerce presión sobre la atracción física de los objetos, influye en las personas y avisa a nivel de salud los problemas, trastornos o enfermedades que puedan aparecer.  Otro de los desafíos a enfrentar se relaciona con la disfunción sexual, fallos en inversiones económicas, pesadez, poca energía, entre otros.

Historia e Iconografía del Arcano XV

La representación de la imagen diabólica en la Edad Media yacía como un dragón o serpiente. En el caso de la Biblia, la principal figura que adopta el Diablo es la de la serpiente en el Edén donde Eva cae en la tentación de pecar por primera vez.

De acuerdo a las leyendas surgidas antes del nacimiento de Cristo y también por los hebreos, el Diablo siempre ha adquirido dicha forma desde que hizo su aparición en el Paraíso de Dios. A su vez, en el apocalipsis de Abraham y en el Antiguo Testamento se describe como un hombre serpiente.

No obstante, poco tiempo después se relataba la apariencia del Diablo como un hermoso ángel creado por Dios haciendo oposición a lo feo y temeroso que se veía en los dibujos. Fue un cambio iconográfico de la época. La historia aclara que en efecto tenía buenos atributos, pero con su expulsión del reino de los cielos, cayó en una especie de metamorfosis. El cambio rotundo es expresado en maldad, abominación, miedo y terror.

La figura del Arcano XV proviene de la visión que se tiene sobre el infierno y los prisioneros; el Diablo cumple el papel de hacer caer en tentación a los hombres en la tierra para obtener mayor poder sobre Dios.  En las imágenes, dibujos y reseñas lo reflejan como un ser de color rojo con dientes feos, grandes, cuernos, pezuñas de animal y cola. Incluso, en el tarot Blade Devil se evidencia con esta apariencia, pero en forma de murciélago hermafrodita.

Es inseparable la idea que se tiene del infierno con el aspecto del Diablo; la carta demuestra a la perfección la tentación, persuasión y perversión del personaje.

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