Existen algunos temas técnicos relacionados con impuestos que son poco explorados por el común de la gente, pero que son importantes para inversores, el sector bancario y los contribuyentes en general.
Con el Real Decreto-Ley 14/2013, el gobierno español estableció el protocolo de tratamiento de los DTA (Deferred Tax Assets), o Activos Fiscales Diferidos.
En el siguiente artículo se explicará en palabras simples lo que es un activo fiscal diferido y cuál es su impacto en la banca.
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¿Qué son los DTA?
Estos se crean cuando se colocan los ahorrados en impuestos como si se tratasen de un activo real, al momento de realizar un balance fiscal.
Lo interesante del asunto, es que ese ahorro de impuestos no es “real”, hasta tanto la organización no vuelva a tener beneficios netos.
Es decir, se trata de créditos futuros contra la Hacienda Pública, con los cuales se pretende disminuir el monto de impuestos que se deben pagar por beneficios futuros. Esto es usual principalmente en el sector bancario.
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Se reconocen dos tipos de DTA
- Aquellos que se generan por pérdidas en el pasado, conocidos como Bases Imponibles Negativas (BIN), figura típica en el impuesto a sociedades.
- Aquel que se deriva de los gastos no deducibles de impuestos, realizados de forma anticipada.
¿Por qué los DTA son un asunto importante para el sector bancario español?
Hasta el año 2013, los DTA representaban al menos un 30% del patrimonio declarado por la banca española, lo cual representaba el porcentaje más elevado de la Unión Europea.
Tras el Real Decreto-Ley 14/2013 se establece una nueva normativa para los DTA la banca pudo mantener solo 30.000 de los 50.000 millones de euros que tenia apuntados como activos diferidos.
Lo que ocurre, es que los bancos tienen una serie de gastos y compromisos futuros que reducen su margen de beneficios. Por esa razón, Hacienda les reconoce como derecho de apuntar ese gasto como patrimonio y utilizarlo en el futuro para reducir los impuestos que debe cancelar por beneficios durante los años siguientes.
Es decir, este fondo es tomado como activo por el banco, para ampliar su ratio de solvencia y poder hacer frente a compromisos y posibles pérdidas.
Durante 2012 se produjeron pérdidas considerables en el sector, por lo que las entidades bancarias debieron inyectar mayor cantidad de capital hacia planes de pensiones y otros asuntos. Esta ampliación del capital que fue necesaria a raíz de las nuevas normativas, resultó en un problema para la banca española.
El asunto fue resulto gracias a la normativa europea Basilea III que les ha concedido 10 años para que resten de manera gradual ese capital adicional, además de poder seguir contando como capital los DTA.
La banca española exige mejores condiciones y no se muestra conforme con las medidas, ya que otros países del continente son más flexibles y cuentan con leyes fiscales mucho más claras en ese tema.