Un partido discreto de los de Robert Moreno termina en desgracia con el gol de King en el 93 (1-1). No es que España saliese con convicción al Ullevaal Stadium, aunque la escasa renta conseguida con el derechazo de Saúl se perdió por el sumidero con un penalti en el último minuto.
Y eso que el seleccionador tuvo intención de llevarse algo positivo en tierras noruegas. Sacó una alineación que hace pensar en el futuro, con los Ceballos, Oyarzábal y Fabián. Este último, la mejor noticia para el conjunto español –y probablemente la única–. El centrocampista del Nápoles demostró que está a otro nivel. Un nivel que Busquets no consigue recuperar.
Tampoco en la delantera, que por más que moviese el balón de un lado a otro, no alcanzó a hincar el diente. Tuvo que ser Saúl, tras la reanudación, quien rompiese las hostilidades con un zarpazo desde fuera del área.
Y puede que el tanto ayudase a España olvidarse de sus carencias, porque Noruega no perdió la cara al partido. Los acercamientos, que parecían inocentes en la primera mitad, resultaron cada vez más lesivos. La Roja jugaba con fuego –más bien con hielo–, que, igualmente, siempre acaba quemando.
Atropello final
España abría una lata que presagiaba un segundo tiempo plácido, pero Noruega, espoleado por el guante de Odegaard, rondó el morro de Kepa. Tanto fue así que, ya con el tiempo cumplido, el meta vasco derribó a Elabdellaoui. Un atropello que el árbitro no perdonó, dando a King la oportunidad de aguar la fiesta española, que ya se veía en la fase final de la Eurocopa.
No será así, al menos, por ahora. El combinado de Moreno tendrá que seguir remando si quiere verse en una fase final para la que muchos veían capacitada a La Roja. Puede que se alcance la Eurocopa, pero lo que es ganarla, se antoja complicado.