El Barça aprovecha los tropiezos de Atleti y Real Madrid para hacerse con el liderato

El nuevo tridente blaugrana empieza a entenderse

El Barcelona volvió a encontrarse con su tridente. Su nuevo tridente, más bien, con un Griezmann que empieza a cogerle el pulso al juego blaugrana. Messi y Luis Suárez no necesitaron presentación en Ipurúa, sumándose a la fiesta del francés para enterrar a un gris Eibar (0-3).

Con la Champions a la vuelta de la esquina y un Clásico que será aplazado, los de Valverde no se anduvieron con gaitas. Valverde tuvo una de las pocas oportunidades de la temporada para sacar el tridente de gala. Bajo sospecha, eso sí, pues hasta el mediodía de ayer las espadas del Barcelona no dieron muestras de su verdadero nivel.

Si acaso Luis Suárez, que está sabiendo maquillar los estragos físicos de la edad con una efectividad que recuerda a la de sus mejores años.

Pero en Ipurúa los tres han cumplido como su alcurnia promete. Primero Griezmann, finalizando una gran jugada colectiva. Messi y Luis Suárez después, dando la victoria a un Barça que ya es líder.

Peor suerte para Madrid y Atleti

No puede decir lo mismo el Real Madrid, que, a pesar de su dudoso inicio de temporada, consiguió situarse en lo más alto de la tabla. Hasta ayer. Los de Zidane se estrellaron en Son Moix ante un recién ascendido que rondaba los puestos de descenso (1-0).

Menos de diez minutos necesitó Lago Junior para rebasar a Odriozola, que no pudo cubrir su disparo al primer palo. Courtois, de nuevo, recogió una pelota de la red en el primer disparo que recibía. Poco más tuvo el partido, aparte de un Madrid partido, por más que Casemiro se empeñase en poner orden.

Al Atlético, por su parte, el gol le sigue resultando esquivo. Y eso que Diego Costa aprovechó la mano que les echó Cheryshev –literal y figurada– en área valencianista. Los rojiblancos habían conseguido lo más difícil: un gol. Pero la actuación del Cholo desde el banquillo, con mejor intención que resultado, terminó por lastrar las posibilidades del Atleti.

Especialmente cuando el tobillo de Joao Félix se dobló de mala manera, cuando ya no quedaban cambios. Fue con diez cuando el Valencia, que no había hecho gran cosa durante el partido, más propuso en portería contraria. Hasta que Parejo acarició la bola en una libre directo desde la frontal. Reaccionó tarde Oblak, que no llegó por poco al remate, que besó la red del Metropolitano en los últimos minutos del encuentro (1-1).

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