El Pentágono ha confesado que el ataque en el que murieron el vicepresidente de las milicias chiíes iraquíes Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, y Qasem Suleimani, comandante de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución de Irán, en Bagdad tenía como objetivo frenar las intenciones de Irán. Por su parte, el líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatola Ali Jamenei, ha respondido que los responsables de la muerte del general Qasem Suleimani se enfrentan a una “dura venganza”.
Así lo ha asegurado por medio de un comunicado publicado por medios oficiales persas, en el que Jamenei culpa a la “gente más cruel de la tierra” del asesinato del “honorable” comandante que “luchó valientemente durante años contra los males y los bandidos del mundo”.
“Su fallecimiento no detendrá su misión, pero los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general Suleimani y de otros mártires en el ataque del jueves por la noche deben esperar una dura venganza“, advierte.
El Pentágono asegura en un comunicado citado por medios locales que el general Suleimani “estaba desarrollando activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región“.
“Estados Unidos continuará tomando todas las medidas necesarias para proteger a nuestra gente y nuestros intereses en cualquier parte del mundo”, añade el comunicado, que matiza que este golpe “tenía como objetivo disuadir futuros planes de ataques iraníes“.
Rouhaní condena los excesos de EEUU
“Se levantará la bandera del general Suleimani en defensa de la integridad territorial del país y la lucha contra el terrorismo y el extremismo en la región y continuará el camino de resistencia a los excesos de EEUU. La gran nación de Irán se vengará por este crimen atroz”, ha señalado Hasán Rouhaní, presidente de Irán, por medio de su cuenta de Twitter.