Tras confirmarse que, finalmente, la Cumbre por el Clima de la ONU se celebraría en Madrid, Teresa Ribera recibió mensajes de apoyo y agradecimiento. La ministra en funciones para la Transición Energética sabe que, después de cancelarse la posibilidad de que la cumbre se celebrase en Brasil y en Chile, esta podría no celebrarse, posponiendo, una vez más, el problema más urgente de cara a los próximos años: el cambio climático.
La ministra socialista tiene claro que el planeta no puede permitirse más retrasos a la hora de abordar la crisis climática. “Si este año no se hubiera celebrado habría sido una muy mala señal, habría dificultado activar el mecanismo de revisión oficial de las contribuciones del Acuerdo de París que debe empezar en 2020”, explicó en una entrevista concedida al diario El País.
“Y hubiera ocurrido en un contexto en el que Donald Trump había anunciado la decisión de sacar a EE UU del Acuerdo de París”, quiso añadir.
Además, Ribera destaca la predisposición de los actores políticos para que la COP se celebrara en España. Creo que esto confirma lo que se percibe en el ambiente de una manera mucho más etérea: ha habido un despertar por parte de los distintos actores políticos, de los actores económicos y sociales sobre la necesidad de abordar esta cuestión”, dijo la ministra en funciones. También espera “abordarla de una manera seria, no considerándola un elemento colateral de una agenda sectorial sino un elemento transversal”.
“Lo peor es no querer ver el problema”
“La mayor torpeza que podría cometer un mandatario es, ante el miedo a la contestación, no hacer nada”, opinó.
Y es que Ribera asume que, en más de una ocasión, se ha dado casos de cobardía en los dirigentes políticos, excusas para no tomar las medidas que este planeta necesita. “Sería un error que algún mandatario con miedo a afrontar lo que significa el cambio no lo haga. Aquí hemos visto, a otra escala, cosas parecidas. Por ejemplo, se decía: ‘Como me cuesta mucho transmitir que el carbón es algo que irá saliendo de nuestra actividad, no lo digo y no hago nada’. Y el riesgo que asumo es que los mineros se queden en la calle con una mano delante y otra detrás”, criticó la ministra en el citado periódico.
“Lo peor es no querer ver el problema”, sentenció Ribera.