El Ministerio holandés de Defensa ha admitido en la tarde de ayer que uno de sus aviones F-16 provocó la muerte de 70 civiles en Irak el pasado 3 de junio de 2015. Un ataque aéreo coordinado por la coalición liderada por Estados Unidos contra un almacén de explosivos yihadista. La ofensiva provocó una explosión en cadena que redujo la zona a cenizas.
Es la primera vez que el Gobierno holandés reconoce los hechos, después de que Ank Bijleveld, titular de Defensa, evitara confirmarlos en octubre. Jeanine Hennis, su antedecesora, aseguró al Parlamento hace cuatro años que no hubo bajas civiles causadas por militares holandeses.
La actual ministra, además de confirmar que la información dada al Parlamento era falsa, aseguró que “Defensa supo que algo había ido mal inmediatamente después del ataque”. Aunque el gobierno holandés calculó que no había civiles cerca de la fábrica, la realidad fue bien distinta.
“El piloto del F-16 llevó a cabo una evaluación de los daños en batalla, y se vio que hubo de carácter colateral (los civiles muertos) no intencionados”, dijo en una carta dirigida a los diputados neerlandeses.
Estados Unidos investigó el impacto de la ofensiva y confirmó a Holanda la muerte de los 70 civiles. Aun así, la ministra de por aquel entonces dijo al Parlamento que no hubo muertes entre la población.
Bijleveld habla de “error”
Su sucesora calificó de error dicha actitud. “Aunque nunca informamos acerca de las operaciones militares, por cuestiones de seguridad, Defensa ya sabía en aquel momento que los estadounidenses asumían los muertos entre la población”, dijo Bijleveld.
“Es muy amargo, porque siempre intentamos evitar caídos civiles, pero era un escenario de guerra y no pueden excluirse todos los riesgos”, añadió.