El Madrid salva los muebles en Mestalla con un gol de Benzema en el último minuto en un empate que, pese a producirse sobre la bocina, fue justo. El Valencia se repuso del inicio apabullante de los blancos a finales de la primera mitad, cuando el partido se volvió espeso y sin alternativas. Solo el gol de Carlos Soler añadió picante a un partido que tuvo la deferencia de terminar en lo más alto.
Muchos afearon el gesto cuando Zidane anunció que Casemiro calentaría banqueta, pero tampoco se puede decir que la jugada le saliera mal. Al menos en los primeros minutos, con Modric expeditivo, acompañado de un Valverde ya prácticamente consagrado, repartiendo balones a velocidad de crucero.
Presionó arriba el Madrid, para incomodo de un Valencia replegado a la espera de la contra. Aunque Rodrygo e Isco caracolearan demasiado, Benzema se puso el mono de trabajo, que siempre encuentra la forma de mostrarse.
Parejo no daba abasto, corriendo detrás de un balón que circulaba en una sola dirección. Los de Celades no se quitaron la presión hasta que trenzaron tres o cuatro jugadas seguidas. Momento en el que el partido se apagó. Especialmente en la segunda parte, que, aunque comenzó con un mano a mano errado por Ferrán, no tuvo mucha historia.
Soler activa el partido
No hubo mucho fútbol a lo largo del encuentro. Hasta que Soler apareció solo en el área blanca, en segunda línea, rematando un pase de la muerte servido por Wass. A partir de ahí, el partido se rompió. El Valencia procuraba mantener la pelota lejos de su portería, pero dejó huecos atrás que el Madrid aprovechó.
Pero no sería hasta el final. Después de una gran jugada individual de Benzema que acabó en córner, Courtois subió a rematar. No embocó el gol, pero el francés cogió el rebote y batióa Doménech en medio de la confusión de la zaga valencianista. Y sobre la bocina. Un cruel final para un empate justo que, en cierta forma, es un subidón para el Clásico.