Donald Trump ha hecho historia al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos a ser objeto de dos impeachment, y ahora EEUU ha entrado en un periodo de paréntesis en espera de que comience el juicio político en el Senado.
El líder de los republicanos en la cámara alta, Mitch McConnell, confirmó que la segunda fase del proceso no comenzará hasta la próxima semana; teniendo en cuenta que dentro de cinco días habrá la investidura de Joe Biden como nuevo presidente estadounidense, al inicio de su mandato compartirá protagonismo con el juicio a su predecesor, que ya estará pasando los primeros días como ex en su mansión en Florida.
Según los primeros calendarios que circulan por el Capitolio, el juicio político podría comenzar minutos después de que Biden jure el cargo como nuevo presidente de Estados Unidos.
McConnell debe tomar una decisión capital: condenar o no Trump por incitación a la insurrección como quiere la Cámara de Representantes. El líder republicano está harto de que el trumpisme se haya tragado el Partido Republicano. Entre sus cálculos hay la opción que, apoyando el impe-ach-mente e intentando arrastrar otros senadores conservadores para lograr la mayoría necesaria, podrá volver a tomar las riendas del partido. La idea es que, condenando Trump, se le inhabilitaría para presentarse a cualquier cargo público de por vida.
La reflexión de McConnell es una demostración más de la fractura abierta al Partido Republicano desde el asalto al Congreso, una pequeña revuelta que se hizo aún más evidente con el voto de diez congresistas conservadores a favor del impe-ach-mente en la Cámara de representantes. Legisladores que, según confesó uno de ellos, viven con miedo a las represalias de las bases trumpistes.
“Hemos tenido que cambiar rutinas, comprar chalecos antibalas … Alguien nos podría intentar matar”, dijo el republicano Peter Meijer.
Sin embargo, no hay ninguna señal de que la base esté abandonando Trump. Según una encuesta de Ipsos, un tercio de los republicanos se definen como “seguidores de Trump”. De estos, un 96% creen que ha hecho que el partido republicano sea mejor, y un 92% esperan que sea candidato dentro de cuatro años.