Bruselas ha transmitido formalmente su malestar a EEUU por los aranceles anunciados a las exportaciones de ciertos países de la UE. Lo ha hecho por medio de una carta en la que, según ha tenido acceso el diario El País, la Comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, advierte de los “daños” que podrían recibir las empresas y la “pérdida de empleo a los dos lados del Atlántico”.
Los países de la unión valorarán esta semana el impacto de los aranceles, que podrían entrar en vigor el próximo 18 de octubre. Unos impuestos que llegan tras el fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a favor de Washington por los subsidios más afectados –España, Francia, Alemania y Reino Unido–, centrándose en la aceituna, queso y aceite en el caso español.
El asunto fue incluido en la agenda del Consejo de Ministros de Agricultura después de que así lo reclamaran varios países, entre ellos España. De hecho, el ministro de Agricultura en funcones, Luis Planas, se reunió el pasado miércoles con Malmström en Bruselas para abordar las consecuencias de la aplicación de aranceles por parte de Trump. Planas le pidió “firmeza hasta el último momento” para evitar esas “compensaciones, sanciones injustas para el conjunto del sector agroalimentario español”.
Malmström envió este viernes una misiva al responsable de Comercio, Robert Lighthinzer, en la que lamenta que EEUU haya “tomado la decisión” de imponer “contramedidas” por el conflicto de Airbus. Algo que, advierte, podría hacer muy difícil llegar a un acuerdo amistoso en el conflicto comercial.
Europa se agarra al caso Boeing
Por tanto, Malsmtröm comunica a Lighthinzer que, en caso de que se aprueben los aranceles el próximo 18 de octubre, “empujará a la UE a tomar contramedidas”. Y es que se prevé que la OMC emita un nuevo fallo en favor de Europa por el caso –también del sector aeronáutico– Boeing, empresa a la que la Administración Trump pudo haber facilitado ayudas ilegales. A partir de ahí, Europa podría pagar a EEUU con la misma moneda.
“Creo firmemente que imponer tarifas adicionales en los dos casos sobre aeronáutica no es la solución. Eso solo infringiría daños a las empresas y pondría en riesgo puestos de trabajo en ambos lados del Atlántico, dañaría el comercio global y la industria de la aviación en un momento delicado”, sostiene.