Poco fútbol en el Carlos Tartiere entre Oviedo y Sporting (0-0). Pocos goles, pocas alternativas y pocas jugadas remarcables. En definitiva, poco qué contar en un encuentro marcado por las imprecisiones. Ambos conjuntos saltaron al verde con más miedo a perder que valor para ganar. Un par de ocasiones claras para Ortuño por un lado y un gol bien anulado a Carmona por el otro fueron los únicos hechos reseñables en una tarde gris que se terminó como empezó.
La lluvia no perdonó, y eso perjudicó el juego de ambos equipos, condenados al fútbol directo y el parón constante entre jugada y jugada. Oviedo y Sporting se encuentran ahora mismo en la parte baja de la clasificación y, en partidos como el de hoy, se aprecia en el campo por qué es así.
El Oviedo fue incapaz de llevar la iniciativa en un derbi que se disputaba en su propio estadio. El balón apenas rodó por el césped. Durante muchos minutos, se pasó más tiempo en el área que en las botas de los futbolistas. Mucho tendrán que mejorar ambos si quieren subir puestos en la clasificación.
Por su parte, el Sporting salió con una táctica del todo defensiva. Los cinco defensas que alineó José Alberto dejaron a Cristian Salvador ejerciendo como libre. Fue de los mejores del partido, pero al equipo le faltó atrevimiento.
Respeto mutuo
Si algo se puede decir de este derbi asturiano es que Sporting y Oviedo se respetaron. Demasiado quizás, dejando un derbi descafeinado que, como siempre, perjudicó al espectáculo y al hincha. Poca afición se crea en estos partidos de fútbol, un deporte que puede ser tan emocionante como aburrido.