Los grandes de LaLiga empiezan a agolparse en lo más alto de la clasificación. Y eso que el Atleti pinchó en su visita a Pucela (0-0) –el tercer cero a cero en cuatro partidos– en un tostón histórico No así Barcelona y Real Madrid, que dedicaron sendas victorias a sus parroquias en medio de un inicio de temporada en el que la estabilidad les resulta esquiva.
El Madrid jugó con fuego ante el Granada, que mordió en el Bernabéu después de la hora de partido, en la que los blancos iban tres goles arriba (4-2). El ya abrelatas Benzema se asoció con Bale, que ya se vuelve indiscutible para el Madrid, un futbolista que, además de físico, también tiene tobillo. Hazard, que por fin se estrena como goleador, y Modric también se unieron a la fiesta.
Lo que pudo ser un paseo se convirtió en una corrida. Carlos Fernández rebañó la pelota en un pase de amigo de Areola a Carvajal y metió el miedo en el cuerpo al Madrid. Y en menos de diez minutos, Domingos Duarte remató a placer un córner botado por Víctor Díaz. A partir de ahí, el Madrid se volvió un flan que aguantó de pie gracias al postrero tanto de James sobre la bocina.
Más plácida fue la victoria del Barcelona, que necesitó poco más de media hora para tumbar a un Sevilla demasiado timorato (4-0). Luis Suárez volvió a mostrar que el olfato no entiende de edades. Tampoco la chilena que enchufó a Vaçlik, abriendo una veda a la que pronto se sumarían Vidal y Dembelé, que quitó la titularidad a Griezmann.
Messi se activa tras la reanudación
Y eso que Messi ni siquiera compareció durante la primera parte. Tal vez porque el Barcelona no lo necesitó, lo que no eximió al argentino de lucirse en una de sus especialidades: el libre directo. Poco más le quedaba al partido, salvo un bochornoso festival de tarjetas rojas en los últimos minutos. Bochornoso por señalar Mateu Lahoz una falta a Chicharito que no fue tal, con la que expulsó al canterano Araújo. Y bochornoso también por la torpeza de Dembelé que tiró el spray del colegiado –sin intención aparente– en medio de las protestas. Por lo demás, fiesta en el Camp Nou.