El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha iniciado una investigación criminal por las sospechas sobre la influencia de Rusia en las elecciones del 2016. Según las pesquisas, Donald Trump pudo verse beneficiado por la injerencia del Kremlin, según informaron esta noche The New York Times y The Wall Street Journal.
La investigación, que el magnate neoyorkino lleva meses tildando de “caza de brujas”, adquiere ahora una dimensión penal. Por ello, la justicia estadounidense podrá citar a declarar a testigos, convocar un jurado y presentar cargos.
Los primeros indicios surgieron a partir de la información del Gobierno australiano en la que aseguraba que un asesor de Trump había recibido la oferta de unos correos pirateados que podían perjudicar a su rival en las elecciones, la candidata demócrata Hillary Clinton. A partir de ahí, una serie de contactos opacos entre personas cercanas al Kremlin y el círculo del presidente neoyorkino.
Ante las críticas de Trump hacia la investigación, el fiscal William P. Barr designó a John Durham, fiscal general de Connecticut. Con ello, se pretendía dilucidar si el Departamento de Justicia vulneró la ley al investigar la campaña de 2016.
Durham, que llevó a cabo investigaciones sobre torturas de la CIA, tendrá ahora más poderes para llevar a cabo la revisión del caso. Esto podría levantar sospechas sobre la independencia de Barr, pues ya defendió en su día la figura de Trump, acusado de obstrucción a la justicia.
El fiscal Barr, bajo sospecha
De hecho, varios políticos demócratas señalaron al fiscal. “Estas informaciones, de confirmarse, suscitan nuevas y profundas preocupaciones sobre la posibilidad de que el Departamento de Justicia haya perdido independencia y se haya convertido en un instrumento para las vengan política de Trump”, dijo el congresista Jerry Nadler en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el inspector general del Departamento de Justicia, Michael E. Horowitz, también está a punto de hacer público su propio informe sobre los posibles abusos cometidos en los albores de la investigación por parte del FBI. Mientras Barr ha decidido implicarse personalmente, consultando a líderes extranjeros que lo puedan ayudar en la investigación. Sería el caso de Italia, Australia o Reino Unido, según informó The Wall Street Journal.