Thomas Cook, el gigante de turoperadores más grande y antiguo del mundo, anuncia el cese de su actividad tras no poder llegar a un acuerdo en las reuniones de emergencia mantenidas con su principal accionista, tal y como ha anunciado la Autoridad de Aviación Civil británica (CAA). La compañía, con más de 178 años de historia, cuenta con 22.000 empleados –9.000 en Reino Unido– tiene actualmente a 600.000 británicos de vacaciones repartidos por el mundo, a la espera de ser repatriados.
De este modo, la empresa ha confirmado la quiebra al no poder garantizar los 200 millones de libras (227 millones de euros) que necesitaba como fondos extra para poder garantizar su viabilidad. Las reuniones mantenidas en Londres no han llegado a buen puerto.
“Todas las reservas del Grupo Thomas Cook, que incluyen los vuelos y las vacaciones, han sido canceladas”, ha explicado la CAA en la nota. El grupo ha anunciado en Twitter su quiebra: “Sentimos anunciar que Thomas Cook cesará su actividad con efecto inmediato. Esta cuenta será monitorizada. Por favor, visita thomascook.caa.co.uk para más consejo e información”.
Peter Fankhauser, director de la compañía, también se ha disculpado en un comunicado. “Me gustaría pedir perdón a nuestros millones de clientes, miles de empleados y socios que nos han apoyado durante tantos años”, reza.
Duro golpe para el sector turístico español
La quiebra de Thomas Cook, que no ha sabido adaptarse a los nuevos hábitos de los viajeros, supone un duro golpe para el sector turístico español. En 2018, las distintas aerolíneas del grupo enviaron 3,6 millones de turistas a España, según cifras de Aena.
El pasado invierno, la empresa invirtió 45 millones en sus propios hoteles en nuestro país. Thomas Cook cuenta con 50 establecimientos de su franquicia con una capacidad de 11.500 habitaciones.