El Gobierno prevé aprobar este martes uno de sus principales proyectos fiscales: el impuesto sobre servicios digitales conocido como tasa Google. España toma la iniciativa en las negociaciones de la OCDE para negociar un impuesto global. Ante la presión de EEUU, que amenaza con imponer aranceles a los países que graven la actividad de estas multinacionales, el Ejecutivo retrasa el cobro de la tasa para finales de año.
La tasa Google, que deberá cobrarse trimestralmente, se cobrará a finales de 2020 de forma excepcional. Así lo avanzó la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
El impuesto está en el centro del debate internacional, teniendo como objetivo que compañías como Google o Facebook tributen en los países donde hacen negocios en vez de hacerlo en países con baja fiscalidad. Sin embargo, su implantación está siendo complicada por las amenazas de EEUU con imponer aranceles a los países que aprueben dicha tasa.
El desafío de Washington ha llegado al corazón de la UE, a la que ha amenazado con nuevas tasas comerciales sobre los automóviles si sigue adelante con su proyecto de impuesto digital, que de momento está parado tras fracasar las negociaciones entre Estados miembros.
Francia se echa atrás
Uno de los países que ha decidido recapacitar es Francia, quien aprobó en su día la tasa Google e incluso llegó a cobrarla. Después de la amenaza de EEUU de aplicar un impuesto del 100% a productos como el vino obligó a París a retrasar el cobro hasta finales de año.
España ha decidido seguir el mismo camino que el país galo, aprobando una tasa nacional con la esperanza de que llegue a ser global. La vía francesa “puede ser un modelo para España”, admitió la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.